Un
ejemplo muy gráfico de la desigualdad mundial es el impacto en la
hidrosfera y la distribución de los recursos hídricos. He
seleccionado una ilustración interior del libro El Antropoceno, editado por Virus en 2011, para mostrar el impacto de esta
desigualdad.
El
consumo de agua es enormemente desigual y está muy relacionado con los niveles
de renta, no teniendo acceso directo a este recurso básico más de 1.000
millones de personas.
Más
de la mitad del agua dulce disponible está contaminada, tal y como ejemplifica
claramente la ilustración de Isabel Vázquez. Los principales causantes de esta
contaminación son los procesos industriales y la mecanización agrícola a gran
escala que se utilizan para abastecer la creciente demanda del norte rico.
Un
indicador de la distribución desigual de este recurso, que genera profundas
desigualdades es el uso del agua.
Concretamente,
el uso del agua en países periféricos. En complejos turísticos del norte de
Marruecos, grandes empresas como Club Mediterranee garantizan 1.400 litros de
agua por turista, mientras que la media de litros a la que puede acceder la
población local apenas llega a los 15 litros por persona.
Este
ejemplo nos muestra la disparidad del nivel de ingresos entre los llamados países ricos y países pobres. Esta diferencia va aumentando a medida que se va expandiendo el
capitalismo global, hecho que genera el problema de la redistribución de
recursos.
En
este caso, un ciudadano marroquí tiene acceso a unos 15 litros de agua al día
mientras el uso que puede realizar el turista en este complejo multiplica por
1.000 el uso al que tiene acceso el ciudadano del lugar. Este claro ejemplo de
desigualdad entre el norte rico y el sur pobre nos tiene que hacer reflexionar
a cerca de las consecuencias y las deudas, como apunta Joan Martínez Alier y
Arcadi Oliveres de nuestro flagrante desequilibrio y estrangulamiento de las
economías de países en vías de desarrollo como el ejemplo anterior de
Marruecos.
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