En los últimos días estamos viviendo una
serie de acontecimientos en los que se están viendo implicados en casos de
corrupción, prácticamente todos los partidos políticos y sindicatos oficiales que se financian de las arcas del estado que han estado y/o están
acariciando el poder.
Empecemos a enumerar, y sólo de memoria, sin
recurrir a consultar ninguna hemeroteca. El Partido Popular: caso Gürtel en el
que está siendo investigada toda la cúpula del partido por la financiación
ilegal, la operación Púnica en la que se han detenido a seis alcaldes del
Partido Popular junto a más de cuarenta cargos de la dirección del partido. Los
escándalos de la gestión de Caja Madrid y el uso de las tarjetas opacas en las
que se han visto salpicados el Partido Popular, el PSOE, el sindicato UGT, el
sindicato CCOO, Izquierda Unida…
Los ERES fraudulentos de Andalucía en la que
han participado destacados miembros de la estructura del PSOE-Andalucía y los
sindicatos oficiales antes mencionados.
La trama catalana, en la que el clan Pujol
está siendo investigado por blanqueo de capital, delito fiscal, malversación…
El líder histórico de la minería asturiana,
Fernández Villa de la UGT-Asturias que ocultó 1,4 millones de euros a costa de
firmar despidos y reconversiones industriales.
En las grandes empresas, estos sindicatos
antes mencionados están en sus consejos de administración. Desde estas
poltronas, ¿alguien cree que se pueden defender los intereses de las clases
populares?
Podría continuar enumerando casos y más casos
de corrupción política, de malversación de caudales públicos… sólo tenemos que
pensar un poco y no pararán de venirnos a la cabeza más y más y más casos.
Nos estamos cansando y pienso que está
llegando el momento de hacer tabula rasa.
El poder político es en esencia y por
definición corrupto.
Es el gobierno de los intereses privados
gestionando recursos públicos.
¡SE ACABÓ!
Intereses privado gestionando recursos públicos... Molt encertada (per desgràcia) i totalment d'acord aquesta teva última frase.
ResponderEliminarDoncs si, malauradament aquesta és la nostra realitat.
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